Turning mistakes into gold.
divendres, 14 de novembre del 2014
Que no canviaria res.
Que ja no vull apretar les dents.
Que ja no vull moure'm amb els teus fils.
Que ja no vull eixa droga.
Que vull besar les pigues d'esta esquena.
Que vull mirar aquests ulls de bosc.
Que vull tastar la dolçor d'aquests somriures.
Que no canviaria res. Que ho vull tot. Perquè el no-res m'ha fet estimar-ho tot.
dissabte, 26 d’abril del 2014
Gedicht.
I've never been so good at writing poetry, but what you do to me makes me want to write the biggest anthology about it.
dimarts, 1 d’abril del 2014
dilluns, 31 de març del 2014
Alive.
Me estiré en la cama mientras los primeros rayos de sol tocaban mi piel a través de la persiana. Pequeños puntos de mi cuerpo se relajaban con el tibio calor de la mañana. Tú te sentaste frente al piano, con las manos en los muslos, observándolo silencioso. Sabía que ese momento era entre él y tú, así que me mantuve silenciosa, una mera espectadora. Entonces levantaste la tapa con cuidado, como si se fuese a romper en mil pedazos. Acariciaste con tus yemas las teclas. En tus labios vi una pequeña sonrisa, que me hizo sentir que notabas mi presencia. Te la devolví, aunque no me miraras. No me importó.
Sol. Mi. Fa. Una tras otra tocaste las notas de esa vieja canción, almacenada en tu subconsciente. Tus preciosas manos presionaban con pasión las teclas, y mi corazón daba saltos de gozo en mi pecho. Querría que te vieras como te veo yo. Tan hermoso, tan vivo. Respiraba tu aire, y en él la vida. Esplendor. Hermosura. Qué bonito es admirarte. Qué bonito eres. Qué bonito.
Sol. Mi. Fa. Una tras otra tocaste las notas de esa vieja canción, almacenada en tu subconsciente. Tus preciosas manos presionaban con pasión las teclas, y mi corazón daba saltos de gozo en mi pecho. Querría que te vieras como te veo yo. Tan hermoso, tan vivo. Respiraba tu aire, y en él la vida. Esplendor. Hermosura. Qué bonito es admirarte. Qué bonito eres. Qué bonito.
dissabte, 24 d’agost del 2013
Nocturnal thoughts.
Somos los vagabundos del cariño, los buscadores de una
recompensa llamada amor, que por muchos tropiezos, caídas y recaídas, siempre
nos acabamos encontrando en la misma esquina. En la misma ciudad. Belgrado, tal
vez. El tiempo vuela allí, o eso dicen.
A veces me
impaciento y quiero correr, volar, tocarte en el hombro y recriminarte que
llegues tan tarde, pero entonces recapacito y decido callar. Porque nosotros no manejamos el tiempo. El tiempo
nos conducirá. Porque lo sabemos. Sabemos que el día menos pensado estaremos
los dos en ese rincón del mundo destinado a convertirse en telón de fondo de
nuestro enésimo reencuentro. Aunque yo no lo llamaría reencuentro. Nunca nos
hemos separado.
Heartbreak Hotel.
Te lloro con cada verso de esas canciones. Lloro incluso sin
darme cuenta. Me levanto con el rastro de las lágrimas en mi rostro. Te lloro
en silencio y te lloro en voz alta. Te lloro sola y te lloro acompañada, sin
que nadie sepa la razón de la aparición de esas lágrimas.
Me acurruco en
cuerdas de guitarra y en voces que me entienden. Como una asociación de
corazones rotos anónimos. Parece ser que tengo reservada habitación en el Heartbreak
Hotel. ¿Desde cuando los recuerdos se han vuelto tan tangibles? Las yemas de
mis dedos se estremecen cuando las lanzo al cielo y no consiguen tocarte.
Parece que le griten al cielo que te traiga de vuelta.
Whisperer.
Me has besado en los labios como besas las fresas antes de
darles el primer mordisco, como tú sabes. Tus pestañas han acariciado mi nariz
y me has sonreído, contagiándome. He apartado tu pelo negro de tu hombro y tú
has dado un pequeño mordisco a mi mandíbula. Porque tú no eres de las que se
deja hacer. Tú quieres hacer mientras yo hago.
Tu blusa ha caído
al suelo como una pluma, acariciando el aire.Y entonces con tus ojos, negros
como las noches frescas de verano, me dejas acercarme, y sentada en la cama me
dices sin palabras que proceda a dejarme llevar, que deje que mis pensamientos
vuelen como hojas secas en otoño y se queden solo las ramas de mi condición
humana. Y bajo mi mano tu piel me recibe con ansia. Beso tu muslo, y luego te
beso junto al ombligo, y subo hasta un pezón y me detengo en tu clavícula. Te
descubro trozo a trozo, como un mosaico de Gaudí. Y tú modelas mi cuerpo con
tus dedos, y tus suspiros dan alas a mi espalda. Somos dos criaturas que se
mecen de la mano, una frente a la otra, en la cuna de la felicidad.
Y tu voz suena como
un torrente en primavera. Y yo me quiero morir en tus brazos, para no tener que
ver ninguna luz que no sea la de tu sonrisa.
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