diumenge, 24 de febrer del 2013

London Calling.

Las gotas de lluvia descendían decididas hacia las calles de Londres. La chica de la maleta corrió al cobijo de la entrada de su hotel. "Good morning, ma'am". Un hombre encantador, el de la recepción. Habitación 457. Pequeña pero preciosa. Desde la ventana se podía observar los tejados de las casas entre las cuales corrían Holmes y Watson en pos de misterios en la mente de Conan Doyle, donde Guy Fawkes maquinaba junto a otros el Complot de la Pólvora, donde los Sex Pistols se convirtieron en abanderados de la generación del "No Future"... "Muy bonita Londres, pero muy gris" dice la gente. "Eso es que no sabéis ver la belleza de la melancolía", dice la chica de la maleta. Ha venido a Londres a disfrutar de esa melancolía. No por cosas del pasado, al contrario. Viene a vivir el presente. A dejar atrás los malos recuerdos. A vivir. Porque en las grisáceas nubes de Londres ella encuentra ternura. En la frescura de las gotas en su mejilla ella encuentra felicidad. Por fin se siente libre. Es libre de disfrutar. Y el agua la hace sentir viva.
       Y de madrugada sale a las calles a que la fina lluvia moje su pelo, su cara, su ropa. Y se promete a ella misma que va ser feliz. Ella. La chica de la maleta.
                   
                                   London calling at the top of the dial,
                                          After all this, won't you give me a smile?

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